lunes, 19 de abril de 2010

Sobre la fauna cuaresmal y pascual...

Si alguna vez me pidieran un sinónimo de Cuaresma, bien podría escribir "cigarra"; y si me pidieran uno de Pascua, escribiría "chicote". El asunto está en que no es lo mismo el "ser" que el "deber ser" (una breve acotación extraída de las clases de Introducción al Derecho).

Aunque la Cuaresma, en teoría, es un período de reflexión y preparación para conmemorar la muerte de Jesucristo, en sentido estrictamente material y práctico son cuarenta días "al vapor", cociéndonos a fuego lento mientras las cigarras complementan haciendo la onomatopeya del silbido de una olla a presión.

La mañana del martes anterior a la Semana Santa, estaba en una de mis clases, nadando en un mar de humedad ambiental y quejidos tipo: "¡Juépuya! ¡Qué calor!" (que en parte eran míos). Por la ventana se alcanzaba a ver un matocho de árboles con aspecto silvestre, de esos que los jesuitas tacaños pretenden hacer pasar como "jardines". Completando el cuadro, aparecieron las cigarras con su silbido de vapor. Entonces, la UCA dejó de ser la UCA, y me sentí transportado al rancho de mis abuelos al que íbamos a pasar algunos días de la Semana Santa durante mi infancia. Por eso odio a las cigarras, me traen nostalgia ansiosa (o sea, nostalgia de la mala).

Una vez superada la Cuaresma, atravesamos la Semana Santa para llegar a la Pascua. Es ahí cuando el problema, en vez de solucionarse, se agrava: se van las cigarras, pero aparecen los chicotes. Una vez anochece, a los benditos les da por creer que mi habitación es aeropuerto, y que mis cosas son pistas de aterrizaje. El asunto se ha vuelto tan delicado que no me ha quedado de otra que aprender el arte de matar a los insectos mientras vuelan, usando un control remoto (para golpearlos, obviamente).

Buscando en Google, encontré la siguiente definición: "Chicote. Es un escarabajo de color café, que suele aparecer en el excremento de animales de ganado". Y es que, es cierto que mi blog está tematizado con un municipio ficticio llamado Chanqueso, pero de eso a que haya ganado (o su excremento) en las cercanías de mi casa, pues no.

En cierta ocasión, un conocido comentó asqueado que, al tomarse una taza de leche, masticó un chicote pensando que eran rajas de canela (permítanme y me río). Sinceramente, espero que en su momento no haya leído esa definición de los chicotes.

Creo que después de leer lo anterior, queda claro otro de los motivos por los que prefiero la época de adviento y Navidad. Ni modo, a esperar que avance el año.

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P.D. Mientras escribía este post, maté 5 chicotes y un visitante casual e inesperado: una cucaracha voladora. Sólo para que lo sepan.

3 comentarios:

  1. Que ascoooo la cucaa!! :S euuugg XD... aquí en mi casa por el momento solo he visto tres chicotes Gracias a Dios y ninguno en mi cuarto :D.

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  2. "¡Juépuya! ¡Qué calor!" jajajaja me mataste de la risa. Con respecto a las cucas voladoras, son lo peor!!!! te siguen como que si fueran reptiles. Por cierto pobrecita la persona que se comio el chicote, no es gracioso lozano... Mentira!!! si me dio un poco de risa.

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  3. 9:00pm...lozano me llama por telefono
    9:30 pm..lozano se dispone a matar chicotes (con un control que el usa desde el a.o pasado y ya no le sirve)..mientras yo atras del telefono esperando y escuchando la matanza ajajajjaja.!
    No no no te voy a dar un tip..buscate un diario de circulacion regular xD lo enrollas, le pones tirro y te das gusto matando la fauna salvadore.a.!

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